miércoles, 10 de septiembre de 2014

Capítulo I: De cómo la televisión puede llegar a inspirar tanto...


Septiembre de 2003. Sólo tengo 12 años, bueno tal vez 13, cuando descubrí la que para mí siempre será la mejor serie de todos los tiempos. Sí, no era ninguna obra maestra, ni la sombra de lo que cualquier crítico de cine o televisión puede considerar una 'obra maestra'. Pero era MI SERIE. Hecha a mi medida. Era One Tree Hill

Consciente de que es una serie más para adolescentes (a mí me acompañó en mi adolescencia), hoy decidí escribir sobre ella. La razón es muy sencilla: One Tree Hill es inspiración, es vida, son éxitos y también fracasos, pero sobretodo son sueños. 

La cadena estadounidense 'The CW' lanzó esta serie a la pequeña pantalla hace ahora 11 años. Duró 9 temporadas, ninguna sobraba. Terminó justo cuando tenía que terminar y justo cómo debía hacerlo. Yo apenas tenía unos 13 años cuando comencé a verla, y mi siguiente regalo de reyes fue los dvds de la primera temporada (algún día las tendré todas). 

No sé cual era su secreto. Pero la historia de los 'medio-hermanos' Lucas y Nathan Scott me enganchó desde el principio. Bueno, más bien sus historias, porque entre ellos y el resto de personajes no dejaban de ocurrir cosas, enrevesadas a veces, que podrían inspirar a cualquier adolescente en cualquier parte del mundo. Y eso fue precisamente lo que me llegó a mi. Lo que hoy día sigue llenándome, lo que hace que no me canse de ver algún que otro capítulo. 

Pero confieso, que allá por la tercera temporada, descubrí que lo que realmente me enganchó a ella fue uno de sus personajes, la maravillosa y rebelde Brooke Davis, interpretada por Sophia Bush. Brooke encarna todo lo que cualquier adolescente desea para sí misma, y eso fue lo que yo encontré a ella. Ella simplemente es inspiradora, su personajes es esa clase de persona en la que llegas a crear. Porque Brooke Davis 'cambió el mundo'. Al menos el suyo, el de todas aquellas historias que la rodean en Tree Hill y el de cualquier adolescente que se embobara con ella en la pantalla.


Otro de los puntos fuertes de One Tree Hill es sin duda la música. Ni siquiera sé el nombre o los nombres de los encargados de ella, pero GRACIAS. Gracias por descubrirme a grandes grupos y solistas que durante muchos días inundaron mi habitación. Esas grandes escenas no serían lo mismo sin la música que suena en Tree Hill. Incluso a mi padre le gustaba escucharla. 

Gracias por tantas historias, por tantas citas célebres, por tantos personajes inolvidables, por tanta música, risas y lloros. Gracias por tanto a todos esos guionistas que no dejaron de sorprender en ninguno de los episodios que se emitieron hasta 2012. Gracias a su creador, Mark Schwahn. 

Porque One Tree Hill fue más que un simple producto televisivo para adolescentes. Era una historia, muchas historias que trataban sobre el amor, la familia, sobre cómo regresar a casa cuando estás perdido, pero sobretodo, One Tree Hill trataba sobre la amistad. Un valor que el ser humano debería de experimentar más a menudo y que yo, gracias al destino, tengo cada día. 

Gracias por permitirnos soñar, Tree Hill. 




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